El optimismo: Nos centramos en el optimismo, tratamos de localizar las creencias, o modelos personales de conducta, en donde reside esta actitud. Por ello hablamos de personas que:
• Mantienen inalterable su perspectiva de logro de resultados, su idea de éxito, superando aquellas dificultades que aparezcan en el camino.
• Desarrollan su actividad desde una perspectiva de logro del éxito. Tienen una forma de abordaje de la realidad situada en la posición de éxito, más que en la postura de miedo al fracaso. Saben controlar la emoción del miedo.
• Suponen que las dificultades y problemas se deben a variables que pueden controlar. Operan desde una posición de responsabilidad sobre las acciones ejercidas y desarrolladas.
Llegamos por lo tanto a la conclusión de que relacionarnos con los demás, y saber hacerlo de forma adecuada y efectiva, se convierte en eje vertebrador de nuestra forma de pensar. Si obviamos que el mercado al que nos dirigimos con nuestro emprendimiento se compone de personas, no lograremos poner en marcha y mantener nuestra iniciativa emprendedora.
La empatía: Este factor tiene una especial relevancia cuando hablamos de capacidades y habilidades de venta, por ejemplo.
Vamos a profundizar un poco más en este componente por su rele- vancia, y de nuevo acudimos a Goleman. Dentro de su obra La prác- tica de la Inteligencia emocional3, nos describe cómo esta capacidad se articula alrededor de cuatro modos de actuar.
• Comprensión de los demás. Es decir, saber identificar y poner nombre a las situaciones y estados emocionales de las personas con las que interactuamos. Supone centrar nuestra atención en las dificultades, problemas o situaciones de nuestros interlocutores.
• Orientación hacia el servicio. Se trata de la actitud vinculada con la anticipación. La identificación de las necesidades potenciales y futuras de la persona, de nuestro cliente, etc.
• Aprovechamiento de la diversidad. Identificar las posibilidades de desarrollo de nuevas pautas de acción, de las oportunidades que nos ofrecen los demás en el logro de nuestras metas y objetivos.
• Conciencia política. Se trata de la capacidad para saber identificar las distintas tendencias, los grupos adscritos a cada una de ellas, así como los vínculos con el poder dentro de estos grupos u organizaciones.
La efectividad: La efectividad está íntimamente condicionada por la capacidad de control emocional que posea la persona, el emprendedor. Trataremos este asunto más adelante en otro capítulo. Tiene que ver con la posibilidad de logro de aquello que nos propongamos alcanzar. Fundamentalmente en el ámbito del desarrollo del talento emprendedor nos centramos en el trabajo a la hora de fijar los objetivos de cara a alcanzar los resultados programados.
El carácter situacional:
Se relaciona con la valoración y caracterización de la conducta que desplegamos. Es decir, que un tipo de respuesta o comportamiento puede llegar a tener validez en un determinado foro o entorno concreto. Pero, si trasladamos esta misma conducta a otro escenario social, puede llegar a catalogarse como inapropiada.
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